Seamos parte de la Luz, no de la Oscuridad
A finales del año 2013, en mis alrededores existía un ambiente incertidumbrado, fruto de las malas vibras de algunas personas con las cuales compartía, lo cual detonó en acciones de índole negativa para entonces. En la actualidad se han presentado circunstancias que reflejan los mismos augurios y que, Gracias a Dios, no han llegado a situaciones de peor envergadura por el manejo adecuado que siempre nos ha caracterizado.
Como respuesta a esos momentos, me permito reestructurar y reproducir un escrito que realizáramos para tales fines y publicado por algunos medios, a manera de desahogo en reflexión por el acaecimiento, y que Dios os perdonéis a todo ente que haya tenido involucramiento en directo.
Tal cual lo escribí, cada día nos preocupamos por ser personas de bien, los que enarbolamos el bien y obramos con el bien; sin embargo, no siempre logramos las cosas que nos proponemos porque nos aferramos a las acciones que irrumpen nuestros logros.
Andamos por los caminos que nos presentan vías de diversas índoles y nos damos cuenta que al final del día oscurece y no estamos preparados para dormir como Dios nos tiene reservado el momento para el buen descanso.
Nos afanamos diariamente por lograr cosas sin bases ni fundamentos, tan sólo por creernos que estamos transitando el camino correcto, cuando en realidad estamos equivocados en la vía que hemos tomado, queriendo arrastrar otros a ese derrotero.
Como seres humanos con defectos y virtudes estamos prestos a cometer errores y fallar de manera inconsciente, pero siempre tenemos la oportunidad de hacer algo más y ser alguien más; sólo si estamos preparados para ese cambio que debemos experimentar.
Tenemos herramientas con las cuales contamos y sabiduría que nos ha puesto Dios para hacer uso amplio en nuestras vidas, pero no siempre estamos aptos en cada momento, lo suficiente, para asumir nuestras acciones en su justa medida, ya que esto puede distar mucho de la realidad.
Vivimos como si estuviéramos encerrados en cuatro paredes cuando no estamos claros de qué somos y hacia dónde vamos, pues tenemos la oportunidad de transitar un camino claro y muchas veces no nos damos cuenta que estamos tomando un sendero oscuro.
Dios nos invita a ser hijos de la Luz y no siempre le obedecemos, por eso nos perdemos en las tinieblas. Debemos entender que nuestra entrega y obediencia nos libra del encierro y nos lleva por el camino de la claridad y sólo nos permite ver las noches oscurecer para dormir. En definitiva, para no quedarnos en el túnel “Seamos parte de la Luz, no de la Oscuridad”.
Exelente escrito.
Mis felicitaciones hermano Jose y a todo el equipo. Tienen una gran tarea que realizar en materia de información, orientación y sobretodo de motivación para nuestra comunidad hispana en general. Tengo la plena seguridad de que en ese orden y otros, harán y darán lo mejor.
Les reitero mis felicitaciones y admiración.
Bendiciones
Esa es la mejor solucion a cada hecho ser portadores de Luz, claridad ser la Alborada que anuncia una esperanza nueva y de paso que enterrada la oscuridad dejando brillar libremente la alegria de vivir en paz. Gil Mejia