Paterson, NJ.-Uno de los aspectos que ha concitado poderosamente la atención, durante el proceso eleccionario de esta Ciudad, es el cambio constante de las condiciones que han estado definiendo el panorama político de esta localidad. En la carrera para la alcaldía tenemos seis candidatos y para los asientos del Concejo se postula una quincena, dentro de una elección cuya jornada se llevará a cabo este martes 8 de mayo.
Muchos de los adeptos de las alternativas por la carrera, inclusive las diferentes encuestas han dado a sus candidatos como ganador para las posiciones a que aspiran. No importando las condiciones para las cuales se hayan dado las ventajas, lo cierto debe ser que el verdadero triunfador de este proceso resulte ser la democracia real y representativa de esta comunidad, apegada a los niveles de altura y la moral prevaleciente que en lo general representen los mejores intereses de la Ciudad de Paterson.
Sobre la base de los resultados que pueda arrojar esta elección y lo que vendrá en el ámbito político del lugar, vamos a realizar un análisis del acontecer centrado en el antes -ya conocido- y el después que ha de transcurrir. El punto crucial y la consolidación de los valores deben estar sintonizados con el fortalecimiento de la democracia como parte esencial. Sin diatribas ni zancadillas, pues al final del camino sus secuelas dejan huellas indelebles.
Debemos procurar que la lasitud del proceso postelectoral puede ser atenuada, de tal manera que, en el desempeño de las actividades que funcionan al margen del ciclo político-electoral, los resultados sean positivamente mayoritarios, sin concurrir al desmedro de unos y otros. Que reine la concordia y que se desarrolle en armonía para el bien de las familias que concurren en este lugar. El buen logro de la comunidad nos beneficia a todos, sin excepción.
El ritmo de la carrera tanto por el puesto del Alcalde como los tres asientos del Concejo mantuvo la atención pública en el transcurrir de los meses pasados, el cual se había centrado en las elecciones del 8 de mayo; algunos se enfocaron en quienes serían los triunfadores y cuales los derrotados. En el trayecto, los analistas políticos, encuestas y sondeos fueron demostrando su conocimiento sobre los diferentes escenarios que se podían vislumbrar. El mío está bien guardado junto al reflejo real.
Si los resultados de las votaciones no favorecieran a uno que otro candidato, no debería traer como consecuencias actitud fallida con malas acciones para los que se han quedado fuera de la selección. Entendemos que la democracia se basa en el régimen de la concordia y la libertad política. Las reglas del juego democrático están contenidas implícitamente en los principios de igualdad. Todos tenemos el mismo derecho a elegir y ser elegidos, sin dobleces.
Al final de la jornada, puede apreciarse, que las motivaciones y razones para emitir un voto en una u otra dirección son muy variables, e incluso antagónicas. Sin embargo, en tanto no se trate de votos adquiridos por fuera de la ley (como es el caso del voto coercitivo), no necesariamente son incompatibles con el funcionamiento y los objetivos de la democracia política. O sea, no incurrir en chanchullos, maniobras o artimañas, para buscar resultados favorables.
Revierte gran importancia el que los comicios cumplan con un mínimo suficiente de imparcialidad, transparencia, equidad, limpieza y armonía; de modo que todos los interesados se den por enterados, a ciencia cierta, quién ganó y quién perdió. Por tanto, los que resulten vencidos en la justa electoral deberán reconocer que fueron dominados en buena lid. De aquí que su pretensión de ocupar el cargo para el cual contendieron, no recibió el favor del voto para ser electo.
Una vez terminado el ciclo electoral, el proceso democrático se revierte en una “fiesta cívica”, la que podrá concluir con algunas aisladas sorpresas; los resultados podrían estar dentro de lo esperado, con nuevos funcionarios dentro de lo previsto y personajes diferentes en algunos asientos. Las nuevas autoridades con plena legitimidad, les confieren autoridad; contribuyendo al fortalecimiento de las instituciones políticas del lugar y manteniendo la estabilidad social, valores en su totalidad, que no pueden, sino beneficiar de manera conjunta a esta comunidad de Paterson.
El cumplimiento de nuestros deberes ha de estar concatenado con el devenir de nuestros derechos, de maneras que debemos acudir a los centros de votación para ejercer el voto, cuya acción debe ser un hecho sin prerrogativas y una decisión voluntaria; un voto define nuestro civismo y confirma nuestros valores como ciudadanos. Después que hayan terminado las elecciones, si cumplí con el deber de ir a votar, entonces seré parte de las decisiones; de lo contrario, no tengo derecho a reclamar. Evitemos los dolores de cabeza, hagamos conciencia. Después del vendaval viene la calma.