Por: José Delance
Paterson, NJ.-Después de haberse llevado a cabo las elecciones a nivel presidencial, vicepresidencial y congresional en la República Dominicana, con la significación del cambio experimentado en los resultados obtenidos por los diferentes partidos que terciaban en la contienda para su nominación, el panorama político ha sufrido una recomposición de carácter ‘drástica’ si se quiere, para decirlo de alguna manera.
Los resultados obtenidos durante el proceso del pasado domingo 5 del corriente, representan un gran retroceso para los principales tres partidos que habían dominado el escenario electoral de esta Nación, algunos de los cuales habían superado los 50 años en el ejercicio político; los mismos han sido desplazados por las nuevas organizaciones que han concitado las fuerzas del liderazgo político para este momento.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con su candidato Gonzalo Castillo, fue relegado a una segunda posición, luego que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) con Luis Abinader, un partido con tan sólo seis años de fundado, logró el primer puesto por el cúmulo de votos obtenidos, acontecimiento que ha marcado un precedente jamás antes visto en el país. Además, el PLD ha sido desplazado de la presidencia de la República y del absoluto control del Congreso; recibiendo en el pasado, específicamente en las elecciones del 15 de marzo del año en curso, una semejante dosis que le arrebató el poder municipal.
Los partidos Revolucionario Dominicano (PRD) y Reformista Social Cristiano (PRSC), le dejaron libremente el escenario a la Fuerza del Pueblo (FP) del ex Presidente Dr. Leonel Fernández Reyna, con apenas meses de fundado, para que se ocupara de la tercera posición en el presente panorama político; marcándose un acontecimiento que no registra antecedentes para procesos electorales en la historia dominicana.
Los fervientes deseos que auguraban cambios en el espectro político de la Nación fueron expresados en las urnas, lo cual deja un mensaje claro para los líderes tradicionales y el nuevo liderazgo en el país; demostrándose que las imposiciones en las tomas de decisiones, sin contar con las fuerzas vivas y las nuevas generaciones, bajo el acorralamiento de los poderes del estado, no es el mejor método para ser aplicado en estos tiempos.
Los dominicanos decidieron elegir a Luis Abinader y al PRM para dirigir los destinos del país en esta ocasión, porque habían planteado una propuesta de cambio en la forma de gobernar y era lo que se buscaba en primer plano. El pueblo estaba pulverizado por la embriaguez de poder que ostentaba el peledeismo gobernante y entendió que era la mejor forma de encontrarle una salida; quedando en sus manos realizar el CAMBIO, cual su eslogan, para revertir los caldeados ánimos.
La panorámica del nuevo escenario político de la República Dominicana estará compuesta por los partidos PRM, PLD y FP como fuerzas mayoritarias, los partidos PRD y PRSC como minoritarios; siguiendo en ese tenor los partidos que participaron en el pasado domingo Alianza País, que llevó como candidato presidencial a Guillermo Moreno, PDI a Ismael Reyes y PNVC a Juan Cohén. Dichos partidos obtuvieron una pírrica votación por debajo del 1%.
Es importante destacar que en las elecciones del pasado domingo 5 fueron electos los miembros de los cuerpos legislativos. En el Congreso Nacional se eligieron 32 senadores en representación de las provincias y el Distrito Nacional, 178 diputados representantes provinciales de diversas localidades; siete (7) diputados de ultramar representantes del exterior y cinco (5) diputados nacionales. De igual manera fueron electos 20 diputados y sus suplentes al Parlamento Centroamericano para completar la escogencia de las votaciones del referido proceso electoral. Así se vislumbra políticamente el país.