Por: José Delance
Washington, DC.-Las autoridades financieras de los EEUU han visto el progresivo deterioro de la economía, debido a los embates del coronavirus lo que ha llamado poderosamente la atención de los actores principales de la situación, ya que existe una contracción en el Producto Interno Bruto (PIB) representado de forma significativa en los entes de consumo del país.
Es entendible que la operatividad comercial de la Nación se ha visto reducida significativamente en los últimos dos meses por los bajos niveles de consumo en los diversos sectores estadounidenses, fruto de la pandemia que afecta el país. Estos representan el motor que dinamiza la economía de los Estados Unidos, la cual ha estado afectada porque se ha venido abajo el ritmo que se presentaba en el primer trimestre del año.
A principios de año era claro el panorama de la economía de Estados Unidos, la cual crecía a un ritmo de un 2.1% y el desempleo se encontraba en mínimos históricos por encima del 3%. El COVID-19 llegó a este país y para mediados de marzo grandes áreas fueron afectadas y dados los efectos de la crisis fueron puestas en cuarentena con masivos confinamientos.
La evolución de la situación y los niveles de la crisis entre los meses de enero y marzo han traído sus consecuencias, la cual se representa en una contracción de un 4.8% en el PIB, fruto de los efectos del coronavirus. Esto se ha debido la fuerte caída de la actividad comercial en apenas semanas; deteriorando la mayor expansión económica de la historia que ha experimentado este país, tal como se muestra en un análisis del Buró Económico.
Debemos entender que la crisis continúa y que hasta tanto no sean conocidas las cifras del trimestre actual, el que va de abril a junio, no sabremos la magnitud de los daños causados en el período por esta pandemia. Debido a que el confinamiento durante estos meses ha sido de mayor cobertura, sobre todo en los estados que más aportan a la economía, esto tendrá sus repercusiones porcentuales; las cuales esperamos no sean tan drásticas.
Si tomamos como referencia que el colapso del Sistema Financiero en el 2008 sobre una economía con una recesión de las más profundas en décadas, trajo consigo la mayor contracción jamás vista y ahora nos encontramos con una situación que sobre pasa esos límites.
Los analistas indican que las previsiones sobre cuán profunda puede ser la crisis, apuntan a la existencia de contracciones marcadas por dos dígitos porcentuales. Entendiéndolo mejor, podemos marcar el paso mediante la consecución que nos presenta el precio actual del oro negro, el petróleo, que no ronda los $15 dólares el barril en los contratos de junio (los cuales expiran en mayo) y el hecho de que el consumo se ha rebajado tanto que los barcos petroleros apenas pueden desembarcar el crudo que traen por la falta de capacidad de almacenamiento, para poner un ejemplo.
Las cifras preliminares del primer trimestre que fueron dadas a conocer en la mañana del miércoles, se observaba un fuerte deterioro en la mayor parte de la actividad económica, pero sobre todo en el consumo privado, que es el gran motor de la economía estadounidense, el cual es responsable de dos tercios de dicha economía.
Este renglón pasó de crecer un 1.8% en el último trimestre de 2019 a caer en un 7.6%. El cierre de tiendas, el fin de los planes de viajes y el turismo además de despidos que se cuentan por millones semanalmente dejan un panorama desolador que solo se empieza a percibir en el primer trimestre.
Por otro lado, los servicios se desplomaron en algo más de un 10%, las exportaciones un 8.7%, las importaciones un 15.3% y las inversiones en bienes duraderos se registran en una estrepitosa caída de un 16.1%. La lista en negativo es muy larga y hace prever una contracción solo comparable a la que se vivió durante la II Guerra Mundial. Es mucho que decir.
Acorde con el Conference Board, la organización de las mayores empresas del país, plantea una contracción anualizada que ronda el 39% en el segundo trimestre. Partiendo de que esta es la lectura más optimista que se puede presentar, esta entidad teme que estas cifras provisionales cuando sean revisadas sean mucho peores.
Resulta difícil prever cuánto durará la situación sobre el panorama actual, lo cual dependerá de cómo se podrá ir dando apertura a la economía, la evolución de la propagación del virus y las políticas que implemente el Gobierno. La inversión del Gobierno es clave para abastecer al sector privado, lo cual nos indica que debe aplicarse el ejemplo como ha ocurrido en todas las crisis.
Debemos destacar que durante estos efectos los inversores están caminando por senderos distintos. En la Bolsa de Valores, entendido en que ésta se vive de expectativas; debido a las muestra sobre la viabilidad de un medicamento de la Farmacéutica Gilead para el tratamiento del virus, se han seguido eligiendo las opciones positivas a la espera de que en lo particular se registren subidas al dorso de esas noticias. Esperamos pronto los resultados.